¿Sabías que...?

Los delfines emiten constantemente sonidos de navegación o de comunicación.

Los sonidos de navegación (ecolocalización) configuran un sistema de comunicación semejante al radar o sonar de un barco.

Los delfines emiten una serie de chasquidos que les permiten obtener información muy detallada de lo que les rodea, pudiendo determinar la distancia, el rumbo, el tamaño, la forma, la textura y la densidad de los objetos. Una sola sucesión de ecos produce una compleja imagen mental de un objeto que será identificado incluso a oscuras.

Para poder recibir e interpretar los ecos, el cerebro del delfín tiene un lóbulo auditivo mucho más grande que nuestro cerebro.

Algunos científicos creen que los sonidos de ecolocalización también se pueden utilizar para administrar descargas acústicas a pequeñas presas.

Los sonidos de comunicación. 

¿Se comunican lingüísticamente los delfines? Hay evidencias de ello.

Los chillidos y silbidos de los delfines comunican estados emocionales o la presencia de peligro o de  comida en la zona. También pueden ayudarles a coordinar al grupo.


En estudios realizados cerca de Escocia, los individuos parecían tener nombres, o al menos, otros delfines utilizaban silbidos específicos y únicos sólo en presencia de ciertos delfines, como si los llamaran por su nombre. Como los seres humanos, los delfines muestran una gran tendencia a tomar turnos al vocalizar, haciendo que sus sonidos parezcan una conversación.

Algunos estudios muestran que esos sonidos siguen las mismas pautas básicas de todo lenguaje humano, desde el código Morse hasta el chino. Y, si bien no entendemos lo que dicen, posiblemente los delfines tengan su propia lengua, sin duda diferente de las que conocemos hoy en día.

Los humanos no somos la única especie capaz de comunicarnos con nuestros semejantes por medio de un lenguaje sonoro, los delfines utilizan un sofisticado sistema de comunicación.

Las investigaciones más serias sobre esto comenzaron en 1.950, con el neurofisiólogo estadounidense John C. Lilly en las Islas Vírgenes. Lilly concluyó que los delfines poseen un sistema de comunicación verbal, mediante la emisión de silbidos a través de sus espiráculos nasales. Lo hacen casi siempre en el agua, pero en presencia de seres humanos pueden emitir sonidos a través del aire. 

La capacidad para expresarse oralmente aparece en los animales cuando el cerebro alcanza los 700 u 800 gramos. El cerebro debe tener también un tamaño que le permita absorber, almacenar y recordar todos los elementos del lenguaje y la capacidad de ordenar para elaborar significados a partir de la experiencia y transformarlos en sonidos.

Los primates poseen un cerebro de entre 350 y 400 gramos.  El cerebro del delfín puede llegar a los seis kilos y tiene zonas en la corteza cerebral que no aparecen en ningún otro animal a excepción del hombre. Los delfines han desarrollado extraordinariamente las zonas del cerebro en las que reside el intelecto o la razón, colocándolos, al menos en teoría, muy por encima del resto de los animales en cuanto a capacidad intelectual.



Ni todos los piratas eran mancos y llevaban garfio, ni todos los que tenían un parche en el ojo eran tuertos.

¿Y por qué se pone un parche en el ojo alguien que no es tuerto?

En el caso de los piratas, parece que la respuesta está en la visión nocturna y la adaptación de los ojos a las diferentes condiciones de luz.

Nuestros ojos se adaptan a los cambios de luz,  pero cuando pasamos de un ambiente bien iluminado a otro oscuro la adecuación de la vista no es  rápida.  Por norma general, el sistema de visión tarda entre 4 y 6 minutos en adaptarse a las nuevas condiciones lumínicas y parece que, a veces, esa adaptación puede tardar hasta 25 minutos en ser completa.
Lo que hacían los piratas con su parche era mantener uno de sus ojos en condiciones de oscuridad durante todo el tiempo. Así, al entrar en las bodegas o las zonas tenebrosas de sus barcos, siempre tenían un ojo bien adaptado.
Hay quien dice que esto era así para poder librar las batallas con piratas rivales y evitar catástrofes al tener que entrar a luchar al interior del barco. Por otra parte, también hay quien defiende que el trabajo de los piratas en el barco era tan extremo que debían de salir y entrar continuamente, por lo que se trataría de una forma de optimizar su labor.
Y eso… ¿es cierto?     Parece que no se sabe a ciencia cierta y, además, no tenemos la posibilidad de consultar con ninguno de estos navegantes. Pero sí podemos decir que el sistema funciona perfectamente y tiene una base científica clara que se sustenta bastante bien.

Con un ojo tapado, la pérdida de profundidad en la visión es más que notable. Pero, si la teoría es cierta y los piratas conservaban sus dos órganos oculares, es posible que la pérdida de profundidad fuera un mal menor y siempre primara para ellos la correcta visión en cualquier entorno o condición.

Piensa un poco más en ello:

- Cuando estamos durmiendo y abrimos los ojos en la habitación a oscuras vemos perfectamente, porque nuestros ojos están adaptados a esas condiciones de luz.

- La Federación Americana de Aviación recomienda a sus pilotos mantener un ojo cerrado cuando las condiciones de luz se alteran y se exponen a una mayor luminosidad. De este modo, podrán garantizar la visión correcta cuando la intensidad de la luz disminuya.

- Los pilotos de Fórmula 1 se someten a condiciones de luminosidad extremas en el túnel del circuito de Mónaco. Imagina lo que es estar mirando al sol y entrar a 250 kilómetros por hora en un túnel  iluminado por focos para salir nuevamente de cara al sol, tras casi 300 metros de curva amplia y rapidísima a derecha. La ceguera visual es inevitable. En esas condiciones, aparte de llevar una visera especial en el casco, puede que lo mejor sea cerrar un ojo y...  ¿Apretar los dientes?



Y ahora... ¿qué tal un poco de Lengua y Literatura?